La década de 1880 muestra una fuerte evolución del tango, que algunos autores consideran como señal de iniciación de la llamada Guardia Vieja, la etapa de gestación del tango, aunque otros prefieren esperar una mayor evolución del género y la aparición de las primeras partituras. En esta década el tango y la milonga se confunden entre sí, y ambas han comenzado a imponer su predominio sobre la habanera. Son años en que los tangos comienzan a multiplicarse: «Señora casera» (anónimo, 1880), «Andate a la Recoleta» (anónimo, 1880), «El porteñito» (Gabriel Diez, 1880), «Tango n.º 1» (José Machado, 1883), «Dame la lata» (Juan Pérez, 1883), «Qué polvo con tanto viento» (Pedro M. Quijano, 1890).
En 1884 Casimiro Alcorta compuso el más antiguo tango célebre, «Concha sucia», de letra abiertamente pornográfica y prostibularia. Tres décadas despuésFrancisco Canaro le cambiaría la letra y el título por «Cara sucia», convirtiéndolo definitivamente en el tango inaugural. Casimiro también compuso «La yapa», tango que luego fuera grabado y «Entrada prohibida», luego firmada por los hermanos Teisseire. Por la misma época el payador Gabino Ezeiza introduce el contrapunto milongueado, vinculando la milonga con el candombe.
En esta época, el conjunto tanguero más habitual era guitarra, violín y flauta. En los años siguientes la flauta irá desapareciendo, al tiempo que se integrarían el piano y luego el bandoneón, que darían forma a la llamada «orquesta típica de tango». En esos años también se destacó el organito, reproductor portátil que jugó un papel de gran importancia en la difusión inicial del tango.
El tango fue muy resistido por las clases altas y la Iglesia Católica. Como argumento para ese rechazo buscaron asociar, sin ninguna mediación, al tango con el prostíbulo, llamándola «música prostibularia». Escritores vinculados a la clase alta, como Jorge Luis Borges, Ezequiel Martínez Estrada, yJulio Mafud, difundirán una visión despectiva del tango, pecaminosa, violenta y propia del bajo mundo criminal. El poetaLeopoldo Lugones sintetizaría esa mirada llamando al tango «reptil de lupanar».
Pero los estudiosos han cuestionado esa visión, por simplificadora y prejuiciosa.Es cierto que muchos de los tangos iniciales tienen títulos procaces y pornográficos (verAnexo:Antiguos títulos procaces en el tango), que se interpretaban en los ambientes nocturnos de las márgenes populares de las ciudades-puerto de Buenos Aires y Montevideo, en pleno aluvión inmigratorio, y que las relaciones sexuales ocasionales y los prostíbulos eran un componente de la noche rioplatense. Pero reducir la vida nocturna a las relaciones sexuales y el tango al prostíbulo, es una simplificación basada en el prejuicio y el desconocimiento de la vida popular. Los centros nocturnos eran también lugares de diversión, de esparcimiento, de sociabilidad y de cultura popular, en especial de baile y música. Pero además, el tango originario no limitaba su ejecución a los centros nocturnos, y durante el día los barrios eran recorridos por organilleros, generalmente inmigrantes italianos, que difundían masivamente el nuevo género, a la vez que leían la suerte. Daniel Vidart ha cuestionado severamente a esos escritores ligados a las clases altas atrincherados en sus bibliotecas y acuciados por interpretar un mundo al que no pertenecían:
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